El hombre ha estado en contacto con la naturaleza desde hace miles de años, solo en los últimos siglos modificó su habitat al punto de estar casi aislado de ella. La mayor parte de nosotros pasa días sin ver algo tan sencillo como el horizonte; las estrellas se vuelven imperceptibles gracias a la contaminación lumínica... Sin embargo cada vez que podemos tratamos de volver a ella. El sonido del mar, el canto de un arroyo, los aromas de un bosque o incluso el paseo por zonas parquizadas producen una sensación dificil de encontrar en nuestro diario vivir.
Hay ciudades donde la naturaleza ha sido poco benévola, pero este no es el caso de Bahía Blanca. Bahía tiene la fortuna de contar con arroyos y estuario que no siempre han sido bien valorados. El arroyo Napostá ha sido entubado en gran parte de su trayecto y el Maldonado ha sido canalizado para evitar las inundaciones. Gran parte de los proyectos realizados y algunos de los que se pensaban llevar a cabo han caído en el abandono, otros no tuvieron en cuenta la naturaleza propia del arroyo.
A partir de un estudio promovido desde el proyecto CapWEM, de la Facultad Regional Bahía Blanca de la UTN se busca dar a conocer y compartir con la sociedad un conjunto de proyectos tendientes a revertir esta situación y revalorizar las distintas zonas en que el arroyo Napostá se vincula con la dinamica urbana de la ciudad. Nuestra esperanza es ser el impulso motor que ponga en marcha los mecanismos sociales que desemboquen en la valorización de este espacio.
(En las fotos de este artículo se realizaron montajes)